Al llegar el solsticio de invierno, desde época prerromana, a lo largo y ancho de nuestra provincia se realizaban una serie de ritos destinados a conseguir la purificación de las comunidades y a propiciar la fertilidad de los campos, ganados y de los propios hombres. Gracias a hombres y mujeres, que se expusieron a fuertes multas y a penas de excomunión, han llegado a nosotros esos rituales que nos hablan de otra mentalidad, de una manera de ser y de pensar, de las que somos herederos. Hoy, algunos pueblos de la provincia de Zamora, hacen grandes esfuerzos para mantener esas señas de su identidad, que también es la nuestra. Nuestro homenaje y admiración para todos ellos. El programa inmediato de esas celebraciones festivas es el siguiente:
Día 26 de diciembre, festividad de San Esteban, patrón de los mozos:
“El Zangarrón”, de Sanzoles: Desde las 8 de la mañana a las 3 de la tarde, este personaje acompañará a los danzantes, para que nadie perturbe su danza de “El Niño”; después defenderá la procesión con el santo patrón, valiéndose de su zurriago. Pedirá el aguinaldo y se enfrentará a sus compañeros si se encuentran en el recorrido.
“El Tafarrón”, de Pozuelo de Tábara: Desde muy temprano recorrerán Tafarrón y Madama, por una parte, y los dos Alcaldes, por otra, el pueblo para pedir el aguinaldo. El momento más espectacular se produce durante la procesión, en que hacen venias y saltos ante la imagen del patrono, poniéndose solamente en ese momento la máscara. Por la tarde, semi-parada militar con los “Vivas”, donde ponen firmes al resto de mozos… a base de golpes.
“La Filandorra”, de Ferreras de Arriba: Desde las 9 de la mañana las dos parejas de Diablo y Filandorra, por una parte, y Galán y Madama por otra, recorren el pueblo pidiendo el aguinaldo y responden con carreras y golpes a las provocaciones de los jóvenes. Termina la fiesta por la tarde con el baile, donde pueden obligar a bailar a quienes quieran.
“El Caballico y el Pajarico”, de Villarino tras la Sierra: Y habría que añadir y los dos Zamarrones, pues también aparecen dos figuras demoníacas. Hay dos Caballicos, que mojando su burda cola de tela en barro y agua, mediante golpes pretenden transmitir la fertilidad a todos. El Pajarico hace referencia a la costumbre de matar pájaros para que no comieran las cosechas y luego pedían por ello. La comunión de vecinos y visitantes se hace mediante la comida y bebida que comparten continuamente. Única en el Oeste peninsular.